Sólo Veracruz es bello
En 1518 el capitán español Juan de Grijalva arriba al islote que llamó San Juan de Ulúa. La Villa Rica de la Vera Cruz fue fundada por el conquistador español Hernán Cortés, por Francisco de Montejo y Alonso Hernández de Portocarrero, el 22 de abril de 1519 en las playas que se encontraban frente al islote de San Juan de Ulúa, llamadas Chalchihuecan.
El 10 de julio de 1519 se fundó lo que se conoce como Villa Rica de la Vera Cruz lo que se convirtió en el Primer Ayuntamiento de América continental y la Primera Ciudad fundada por europeos en toda América Continental. Sus primeros alcaldes fueron Francisco de Montejo y Alonso Hernández de Portocarrero.
Recorrer el Puerto de Veracruz es palpar un momento de la historia que vibra intensamente, y que nos hace evocar el arrullo de las olas del mar que bañan jubilosas su hermosa playa, transportándonos al ayer de los corsarios que muchas veces asolaron el viejo fuerte de San Juan de Ulúa librando encarnizadas batallas.
No en balde dicen los jarochos que sólo Veracruz es bello, y es cierto, porque no hay puerto más cálido que el veracruzano, donde la amabilidad de sus habitantes siempre sale a relucir arropando al visitante y haciéndolo sentir como en casa.
En los primeros cuadros de la ciudad el zócalo encierra recuerdos de otros tiempos, siempre en franca armonía con el progreso y los cafés atiborrados de turistas; y un poco más allá, por la zona conurbada con Boca del Río, la belleza arquitectónica del WTC, y de las plazas comerciales nos hacen suspirar por un lujo y despilfarro aparentemente inalcanzable.
Por si fuera poco, el Acuario, el Boulevard Ávila Camacho, las calles llenas de Carnaval y las sonrisas de sus habitantes convierten a nuestro Puerto de Veracruz, en un lugar divino a donde todos algún día hemos de volver.
El 10 de julio de 1519 se fundó lo que se conoce como Villa Rica de la Vera Cruz lo que se convirtió en el Primer Ayuntamiento de América continental y la Primera Ciudad fundada por europeos en toda América Continental. Sus primeros alcaldes fueron Francisco de Montejo y Alonso Hernández de Portocarrero.
Recorrer el Puerto de Veracruz es palpar un momento de la historia que vibra intensamente, y que nos hace evocar el arrullo de las olas del mar que bañan jubilosas su hermosa playa, transportándonos al ayer de los corsarios que muchas veces asolaron el viejo fuerte de San Juan de Ulúa librando encarnizadas batallas.
No en balde dicen los jarochos que sólo Veracruz es bello, y es cierto, porque no hay puerto más cálido que el veracruzano, donde la amabilidad de sus habitantes siempre sale a relucir arropando al visitante y haciéndolo sentir como en casa.
En los primeros cuadros de la ciudad el zócalo encierra recuerdos de otros tiempos, siempre en franca armonía con el progreso y los cafés atiborrados de turistas; y un poco más allá, por la zona conurbada con Boca del Río, la belleza arquitectónica del WTC, y de las plazas comerciales nos hacen suspirar por un lujo y despilfarro aparentemente inalcanzable.
Por si fuera poco, el Acuario, el Boulevard Ávila Camacho, las calles llenas de Carnaval y las sonrisas de sus habitantes convierten a nuestro Puerto de Veracruz, en un lugar divino a donde todos algún día hemos de volver.
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