El amor es como una boutique...

Au revoir
Rosa Angélica López Martínez
 
"El amor es como una boutique, ya tienes un vestido puesto pero quieres el que está nuevo en el aparador. El problema radica en no saber modernizarlo con accesorios de moda y no definir tu estilo..."
En este vasto universo nuestro, en este ajetreado mundo globalizado, el término "amor" acabó adoptando extrañas definiciones aplicadas a la vida diaria no siempre de la forma más idónea. 
Ahora no te casas de blanco, velo y ramos, te "vas a vivir con tu novio"; ahora no hay "amantes", "queridas", son "parejas" o "novias (os)" en el peor de los casos, en alas de la no discriminación tan en boga en los último tiempos. 
Y el amour, ¿dónde quedó?...
El amor cuando se expresa pasionalmente entre una pareja, tiene tantas aristas que puede llegar a provocar desde confusión hasta verdaderos traumas emocionales que pueden conducir al suicidio. 
Cabe mencionar que solo estoy hablando del amor entre una pareja heterosexual, no quiero ahondar en otras relaciones de naturaleza distinta dado que si bien los sentimientos son universales, la forma en la cual ocurren varían y no quiero enunciar falsos argumentos.
Una vez hecha la anterior aclaración, vamos a ver cómo es que el amor ha evolucionado tanto al grado de perder su empaque tradicional para disfrazarse de pasión, costumbre o comodidad.
Recuerdo cuando era niña y me gustaba el niño de mi salón, quizás ese fue el primer amor de mi vida, aunque es preciso decir que se trató de un sentimiento totalmente platónico, donde nunca hubo acercamiento físico, por lo tanto, no puedo hablar de un verdadero amor en todo el sentido de la palabra, era más bien el primer gusto o atracción física que sentía por un chico del sexo opuesto, y eso le pasa a muchas adolescentes.
Sin embargo, contrario a mi caso, muchas de ellas si lo cristalizan y pasan al plano físico, saboreando los primeros besos y caricias que no tienen nada de condenable, pero si muchas veces bastante de precipitación. Y allí vienen los matrimonios forzados y embarazos precoces; por increíble que parezca, muchas de estas uniones no fracasan, prosperan, otras terminan en el divorcio, la separación y el odio.
Ahora bien, llegan los segundos y terceros amores, cada uno va subiendo de intensidad y heridas también, entre más se acumulan más experiencia se gana en eso de las lides sentimentales. Va pasando el tiempo y muchas de estas parejas en tiempo de prueba logran pasarlas todas con mención honorifica y llegan al altar, otras mejor se van a vivir juntas y muchas otras, por su propia naturaleza (cuando media entre ellas otra persona), se van acomodando como pueden, lo importante es encontrar la felicidad.
¿Qué pasa entonces con aquellos seres que buscan lo extraordinario y no lo hallan nunca?, ¿Qué a los cuarenta y cincuenta extraordinariamente siguen solos?... Madres solteras, padres divorciados, hombres solteros, ¿será que de verdad no han encontrado a su otra mitad, a ese ser que nos llena por completo y nos provee de felicidad plena?... ¿o quizás es que el resto de parejas allanaron el aburrimiento adaptándose a lo que les trajo la vida?
Es tan difícil poder explicarnos esto, porque cuando creemos que una pareja es excepcionalmente feliz, resulta que hay otra en discordia, que existe una “amante” o un “amante” que en muchos casos también puede suceder; y que por lo tanto, ese parapeto social de dicha plena, es solo eso, un escenario bien decorado, pero la felicidad plena no es real.
Por ejemplo, pienso…
Una vez quise tanto a alguien que era capaz de hacer lo que fuera por esa persona, mas allá de la lógica y la prudencia, de lo sano, de la tan elemental ‘salud mental’ que ahora rige mi vida, una década después de aquella experiencia no grata por cierto; dolorosa. Empero, ¿fui correspondida?, no…
El ardiente objeto de mi deseo distaba tanto de verme como una posibilidad de pareja, estaba tan renuente a siquiera abrirme la puerta y experimentar una tarde si teníamos verdadera química, porque si no dejas que alguien platique contigo, si no te abres por completo, si no la miras a los ojos, nunca sabrás si esa persona es lo que tanto buscabas. Aunque debo decir que un día lo intentó, pero si no dejó ni que le tomara una mano, ¿Cómo abrir nuestra alma si ya cerramos la puerta con doble candado? Y pasó de largo… Al paso del tiempo cuando cierro los ojos y escucho una melodía grabada en la memoria, pienso un instante en él, pero ya no hay sentimientos en mi ánimo, ya no hay dolor, añoranza o tristeza. Todo pasa, en esta vida nada es eterno, ni el amor.
¿Les ha pasado algo así en su vida?, no hay problema, el dolor es efímero, un ‘día la vieja herida se tensa y desgarra por dentro, sellando en medio de la insensibilidad para siempre’.
Los amores fueron pasando en mi vida y me dejaron la sabiduría de saber que lo que no te mata, te fortalece; de esa forma maduramos en nuestros sentimientos y así evoluciona nuestro amor, hasta volverse maduro y poner por enfrente otras prioridades, ya no las mismas que teníamos a los doce, quince o 25 años. Ya no es la locura y el arrojo lo que nos mueve hacia una persona, a inclinar nuestra pasión hacia ella, es lo que necesitamos lo que nos hace voltear la vista hacia ella.
Pero de igual forma, si no abrimos la puerta y le ponemos cerrojo de nuevo, toda esa madurez se ira al bote de los desperdicios porque seguiremos solos.
¿Y las parejas que duran mucho?, ¿los matrimonios felices?, ¿los ‘segundos frentes’ estables?, ¿no todo mundo es infeliz?...No, no lo son.
Como dije al principio de esta columna, "El amor es como una boutique, ya tienes un vestido puesto pero quieres el que está nuevo en el aparador. El problema radica en no saber modernizarlo con accesorios de moda y no definir tu estilo..."
Muchos seres humanos si lo logran, no solo definen ese estilo, enriquecen el vestido todos los días con mimos y atenciones, caricias, esfuerzo compartido, trabajo en equipo, ilusiones y mucho, mucho amor. Son benditas en este vasto universo.
¿Y las otras?, ¿las falsas?; ¿los solitarios y los solterones?...Tal vez su némesis no ha llegado aún, posiblemente cuando apareció no lo tomaron entre sus brazos con fuerza y no lo dejaron escapar jamás…
¿Y quienes viven una comedia?, son seres cobardes que no se atreven a vivir. A salir de la mentira y abrazar la realidad.
¿Quién tiene la razón?...
Nadie, porque cada quien escribe su historia y Au revoir, que encuentren el amor y si lo ven pasar, no lo dejen ir. Hay tantos seres en el mundo que como decía aquella canción de Camilo Sexto van por la vida pidiendo: ‘¿Quieres ser mi amante?
 
 
 

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