¿Qué es lo que quiere una mujer?
Rosa Angélica López Martínez
Seguramente
esa es la pregunta del millón de dólares que más de un hombre se ha
hecho en un momento de gran estrés emocional, justo en medio de una
escena de celos, enojo o reclamo de su pareja.
¿Qué diablos quiere esta mujer?, ¡yo no la entiendo!
Justamente
de eso se trata, de entender a las mujeres y darnos un espacio de
compresión para cuando acaban por decirnos: ¿Qué, eres bipolar?...
El
universo femenino es muy amplio, rico en emociones, actitudes, gustos,
inclinaciones, aptitudes, etcétera. Desde las amas de casa hasta las
presidentas; pasando por las mujeres sumisas y abnegadas en contraparte
de las rebeldes, obstinadas. Incluyendo a heterosexuales, lesbianas o
bisexuales. Todas somos mujeres, únicas e irrepetibles en este cada vez
más complicado mundo.
A
partir de esta premisa, podemos argumentar que las mujeres se
correlacionan de muy diferentes formas con sus parejas, amistades,
familia e hijos. Sobre todo en las relaciones amorosas no todas somos
iguales ni demandamos las mismas necesidades en igual cantidad. Eso es
lo primero que deberían pensar los hombres, dado que cada mujer es como
una obra de arte imposible de reproducir, mucho menos “piratear”.
Podemos
comportarnos súper amorosas, apasionadas, sexuales, sexis, “calientes”;
inteligentes, alocadas, sagaces o intrigosas; calladas, sumisas,
objetivas e irreverentes. Viajeras, ahorrativas, paseadoras,
despilfarradoras o buenas administradoras; con gusto refinado, pésima
técnica de maquillaje o andar proverbial. Gordas, flacas, bonitas, feas,
exuberantes, cuerpo en “pera” –hasta de fruta nos etiquetan-; atléticas
o con pancita. Sin importar como actuemos somos mujeres, dueñas y
señoras de nuestro indescifrable mundo interior.
A
ninguna fémina le gusta lo mismo –en teoría-; porque cada una busca a
su propio ‘Príncipe Azul’. Pocas lo encuentran, y a veces quienes lo
hacen corren el riesgo de que una más viva se los quite.
¿Cómo
es esa idílica pareja se preguntarán? En mi experiencia no
necesariamente el ‘Príncipe Azul’ es similar para todas las mujeres.
Cabe
mencionar, que sí demandamos ciertas actitudes, virtudes o cualidades
en un hombre, pero en concreto es el trato que nos provee esa persona y
la escala de valores que rige nuestras relaciones amorosas lo que marca
la diferencia.
Por
ejemplo, en mi particular curricular de requisitos de un hombre ideal
no pido caricias empalagosas, súper mimos o sexo a cada rato; lo que
espero de un hombre es apoyo moral, impulso profesional, que comparta
las tareas conmigo, respeto a mis relaciones amistosas o laborales y
sobre todo, conciencia de que un hijo procreado a mi lado es para
siempre, pero no está ligado a nuestra relación, que mi amor no existe a
su lado por lo hijos. Cuando un hombre no reconoce mis logros
profesionales y los pasa por alto, derrumba poco a poco los peldaños de
mi cariño y me sume en la indiferencia. De esa forma, el sexo, los besos
o los halagos pasan a segundo término y acaban pasando inevitable
factura al amor y el deseo.
Sin
embargo, atención. Eso es lo que yo pienso y quiero, lo que exijo del
hombre que me lleve del brazo y difiere por completo de los
requerimientos de mi mejor amiga, de la vecina o la compañera de
trabajo, incluso de mis hermanas o mi propia madre.
Veo
mujeres dichosas que salen a pasear el fin de semana con su marido,
luego de acudir toda la semana a desayunos o cafés con las amigas porque
no trabajan, las mantiene su esposo. Caramba, esa debe ser una
existencia plena y feliz, a mí me encantaría una así… Seguramente entre
semana, por las noches y a escondidas, haría mermelada casera en frascos
decorados, blusas tejidas o editando en línea. Ese es mi espíritu. Soy
más feliz con lo que me ayudan a conseguir, que con lo que me dan.
Pero
claro, hay damas que reciben todo, todo lo material de sus esposos y en
ese contexto no importa la infidelidad, malos tratos, daño psicológico,
indiferencia o clausura de aspiraciones educativas que este ejemplar
del sexo masculino les infrinja, porque ellas están instaladas en la
comodidad de un proveedor seguro por lo cual no piensan dejarlo ir.
Amén
de quienes de verdad se encuentran al súper galán que además de darles
una vida de princesas, duquesas o reinas según aplique el caso, no les
es infiel ni con el pensamiento o la mirada, bueno es decir mucho; nunca
les pondrá el cuerno con otra.
Regresando
al otro extremo, están las locas que anhelan una relación en libertad,
las soñadoras que aguardamos al ‘caballero de brillante armadura’ y
‘brioso corcel blanco’ que con todo su valor y arrojo nos dará ese valor
inconmensurable como seres humanos compartiendo sueños, proyectos,
anhelos en pareja alcanzando objetivos comunes. ¿Dónde hay uno de esos?
¿Y qué pasa cuando nadie llega o cuando el que creíamos que era nos falla?
Asunto
fácil, algunas pensamos en la separación, el divorcio o la infidelidad.
Otras mejor eligen la soledad, amargura y reproche haciendo miserables a
todos los seres que les rodean, desafortunadamente en muchas ocasiones a
los propios hijos.
Preciso
es destacar, que quizás el principal requisito que un hombre debe
reunir y que sí es común a todas las féminas y también a ellos, es el
respeto. Este valor es determinante no solo en las relaciones de pareja
sino también en cualquier vínculo humano, sin respeto todo se va al
balde.
Respeto
señores, respeto es lo que claman las mujeres a gritos. Con respeto ya
no habría engaños, golpes e indiferencia en las relaciones maritales, de
noviazgo y hasta las extramaritales; me preguntarán que como me atrevo a
sostener algo así, que cuando dos personas se involucran en una segunda
vida en la sombra no puede haber respeto; se equivocan, hasta con las
amantes hay que tenerlo; finalmente, nadie obliga a nadie, el amor en
estas condiciones ocurre simplemente porque en casa algo falló y eso es
material para otra columna.
Respeto
es la FÓRMULA mágica; es el ingrediente que permite cocinar bien todos
nuestros sentimientos y los enaltece. El respeto nos ennoblece porque
comienza con nosotros mismos. Ni más ni menos.
Nos vemos en 8 días y au revoir.
Mi correo electrónico: la_espada_azul@hotmail.com
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